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Los ejercicios de estimulación cognitiva en pacientes de Alzheimer, su verdadera importancia


La enfermedad de Alzheimer es el tipo más común de demencia senil. De causas aún no del todo claras, pues las hipótesis en principio aceptadas como probables suelen verse refutadas al cabo de unos años, se sabe que esta enfermedad suele manifestarse a partir de la edad de 65 años, siendo mayor el porcentaje de población afectado conforme avanza la edad. En casos poco frecuentes, los primeros síntomas de Alzheimer pueden aparecer a partir de los 40 años.

Desde el ámbito de la salud, uno de los aspectos derivados del incremento de la esperanza de vida que más preocupan, tanto a los propios individuos que envejecen –que somos todos–, como a los responsables de la planificación y gestión de los recursos, es el aumento del número de personas que presentan pérdidas progresivas de capacidad funcional y llegan a necesitar cuidados y atención de larga duración. Quizás, de las situaciones que desembocan en la pérdida de independencia personal, unas de las más alarmantes sean las enfermedades cerebrales degenerativas causantes de síndromes de deterioro cognitivo o demencia. Por un lado, se ha de tener en cuenta su dimensión cuantitativa, cuya incidencia se cifra entre un 5 y un 10% de las personas mayores de 65 años, al ser la edad el factor de riesgo más documentado de las demencias degenerativas. Por otro lado, no se debe ignorar la severidad de las discapacidades que estas enfermedades provocan en la persona, la cual se ve inmersa en un progresivo deterioro de sus facultades mentales y físicas, así como en una necesidad progresiva de cuidados, que la mayor parte de las veces han sido proporcionados exclusivamente por su familia.

En la actualidad no existe una cura para el Alzheimer, por lo que es una enfermedad terminal. No obstante, de lo que sí se dispone es de fármacos que ralentizan la progresión de la patología y de una serie de pautas de higiene para mejorar la calidad de vida del afectado o, incluso, ralentizar la pérdida cognitiva y los trastornos conductuales propios de la evolución de la enfermedad. Estos ejercicios y pautas de higiene mental redundan también en la calidad de vida del cuidador o cuidadores de los pacientes afectados.

Dentro de los cuidados no farmacológicos del enfermo de Alzheimer, una vez evitados los factores aceleradores de la enfermedad como pudiera ser un cambio de domicilio, los profesionales sanitarios recomiendan los ejercicios de estimulación cognitiva. Cuanto más temprano se detecte la enfermedad y antes comience el entrenamiento mental y físico, mejores resultados en la calidad de vida del paciente se podrán obtener. Este es un factor muy importante a tener en cuenta, por lo que se recomienda comenzar nada más detectarse los primeros síntomas de Alzheimer.

La estimulación cognitiva consiste en realizar de manera rutinaria una serie de ejercicios sencillos, similares los que se enseñan a los niños pequeños en los colegios, aunque en este caso para intentar no olvidar, no desaprender.

La estimulación cognitiva para los enfermos de Alzheimer y otras demencias seniles trabajan cinco grupos de habilidades:

  • La orientación. Se trabaja la orientación espacio-temporal y de la persona con preguntas sobre fechas, festividades, acontecimientos importantes de la vida del paciente y su orden cronológico, así como descripciones del lugar donde se encuentra. Estos ejercicios, de manera secundaria, refuerzan el lenguaje y la capacidad de atención.

  • El lenguaje. Se buscan preservar las habilidades del lenguaje hablado, leído y escrito. Se completa con asociaciones de dibujos y palabras.

  • Las praxias. Para preservar la capacidad de imitar gestos de manera voluntaria, manejar herramientas sencillas, vestirse o reproducir una imagen en papel o en 3D.

  • Las gnosias. Mediante estímulos visuales y auditivos se ayuda a conservar la capacidad de reconocer personas y objetos cotidianos del entorno.

  • La memoria. Uno de los primeros síntomas de Alzheimer es la incapacidad para aprender nuevos conocimientos y la pérdida de la memoria inmediata, de ahí la importancia de la detección temprana para poder comenzar el tratamiento cognitivo. Con los ejercicios de memoria se trabaja también la memoria remota o a largo plazo apelando a recuerdos.

  • El cálculo. Se intenta conservar el reconocimiento numérico y la capacidad de resolución de problemas sencillos con el fin de evitar la acalculia.

pacientes de esta enfermedad.

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