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Asistencia y terapias  a àcientes con demencia

Demencia

 

¿Qué es ?

La demencia es un deterioro crónico de al menos tres funciones superiores (al inicio, ya que finalmente suele alterar todas las funciones intelectuales), adquirido (principal diferencia con el retraso mental, ya que este suele presentarse desde la niñez), y con un nivel de conciencia y atención normales (a diferencia del delirium, en el que hay disminución del nivel de conciencia). El diagnóstico suele darse cuando el paciente lleva unos tres meses presentando un conjunto de signos y síntomas que responden a estas alteraciones.

Las demencias comprometen facultades intelectuales de los afectados como el lenguaje, la memoria y la destreza visuoespacial, así como su capacidad emocional y su personalidad.

La demencia afecta al 2% de las personas a partir de los 65-70 años, y al 20% de los mayores de 80 años. Es la principal causa de incapacidad a largo plazo en la tercera edad, lo que supone un importante problema de salud pública, teniendo en cuenta el incremento de la esperanza de vida en las sociedades desarrolladas.

 

Tratamiento de la demencia

Algunas demencias se pueden curar . En ese caso, el tratamiento irá enfocado a curar la enfermedad o eliminar el problema que ha causado la demencia, como ocurre con el abuso de alcohol, un tumor cerebral, un trastorno metabólico… Sin embargo, en aquellos casos en los que se trate de un proceso degenerativo e irreversible, el objetivo del tratamiento será aliviar los síntomas de la enfermedad, y debe ser personalizado dependiendo del tipo de demencia y de los síntomas que manifieste el paciente.

El tratamiento de otras afecciones, asociadas o no a la demencia, como la anemia, la depresión, las deficiencias nutricionales, los trastornos tiroideos o las infecciones, también pueden mejorar o reducir los síntomas propios de la enfermedad.

En general, para tratar la demencia se suelen emplear algunos medicamentos para controlar los problemas de conducta derivados de la pérdida de las capacidades cognitivas del sujeto, que tienen como fin reducir la confusión, la impulsividad, la ansiedad, e incluso la agresividad de los pacientes, como:

  • Antipsicóticos (haloperidol).

  • Antidepresivos (fluoxetina, citalopram, paroxetina).

  • Sedantes o neurolépticos (risperidona, olanzapina).

  • Medicamentos que actúan sobre la serotonina (trazodona).

  • Ansiolíticos (alprazolam, diazepam).

  • Benzodiacepinas, para aliviar los trastornos del sueño (lorazepam, triazolam).

  • Inhibidores de la acetilcolinesterasa (donepezil, galantamina, rivastigmina). Especialmente útiles en la demencia Alzheimer.

  • Memantina. Es un medicamento con efecto neuroprotector que se indica en casos de alzhéimer leve, mejorando en algunos estudios su puntaje en las escalas diagnósticas.

  • Vitamina E. Algunos trabajos científicos han probado beneficios en algunos tipos de demencia aunque su uso no está recomendado universalmente.

  • Se recomienda que el especialista haga un seguimiento periódico de la patología .

 

Recomendaciones para el cuidador

 

 

 

Si te encargas de cuidar a algún familiar o persona que padezca demencia, aquí tienes algunos consejos que te serán de ayuda en tu labor:

  • Es importante adaptar la vivienda y el entorno del paciente, de acuerdo con la evolución de la enfermedad.

  • Establecer hábitos y horarios para que el enfermo no se desoriente.

  • Tener la casa ordenada y evitar alfombras o muebles con los que pueda tropezar.

  • Situar a la vista calendarios y relojes.

  • La ropa y el calzado deben ser cómodos y también fáciles de poner y quitar.

  • Preservar al máximo su independencia e intimidad, pero supervisando sus actividades para evitar accidentes.

  • Guardar en lugares inaccesibles para el enfermo los objetos y/o sustancias que puedan resultar peligrosos para él.

  • Colocar en la bañera o ducha barras de sujeción y una alfombrilla antideslizante.

  • No llevarle a lugares ruidosos y llenos de gente porque podría alterarse.

  • No gritarle ni apremiarle. Hablarle despacio y de la forma más clara y concisa posible.

  • Es importante que el cuidador se ponga en contacto con otras personas en su misma situación, asociaciones o grupos de ayuda, que puedan prestarle un respaldo psicológico, e informarle de su derecho a recibir determinadas prestaciones como la ayuda a domicilio.

  • Consultar la posibilidad de que el enfermo acuda a un centro de día, donde se ocuparán de él durante unas horas, y además el paciente puede seguir terapias que contribuyan a retrasar el avance de la enfermedad.

 

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