La depresión es una enfermedad mental. Es un trastorno del estado anímico en el cual los sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria durante semanas o por más tiempo.
La depresión en los ancianos es un problema generalizado, pero no es una parte normal del envejecimiento. Con frecuencia, no se reconoce ni recibe tratamiento.
Causas
En los ancianos, los cambios en la vida pueden incrementar el riesgo de depresión o llevar a que la depresión existente empeore. Algunos de estos cambios son:
Mudanza del hogar, como por ejemplo a un centro de la tercera edad
Dolor o padecimiento crónico
Hijos que dejan el hogar
Cónyuge y amigos cercanos que mueren
Pérdida de la independencia (por ejemplo, problemas para cuidarse sin ayuda o movilizarse)
La depresión también puede estar relacionada con un padecimiento físico, como:
Trastornos tiroideos
Mal de Parkinson
Cardiopatía
Cáncer
Accidente cerebrovascular
Demencia (mal de Alzheimer)
El consumo excesivo de alcohol o de determinados medicamentos (como los somníferos) puede empeorar la depresión.
Síntomas
Muchos de los síntomas usuales de depresión se pueden ver. Sin embargo, la depresión en los ancianos puede ser difícil de detectar. Los síntomas comunes como fatiga, inapetencia y problemas para dormir también pueden ser parte del proceso de envejecimiento o de un padecimiento físico. Como resultado de esto, la depresión temprana puede ser ignorada o confundida con otras afecciones que son comunes en los ancianos.
Pruebas y exámenes
El médico o el personal de enfermería lo examinarán y le harán preguntas sobre su historia clínica y los síntomas.
Los análisis de sangre y orina se pueden hacer para buscar una enfermedad física.
A usted lo pueden remitir a un especialista en salud mental para que le ayude con el diagnóstico y el tratamiento.
Tratamiento
Los primeros pasos del tratamiento son:
Tratar cualquier padecimiento que pueda estar causando los síntomas.
Suspender cualquier medicamento que pueda estar empeorando los síntomas.
Evitar el alcohol y los somníferos.
Si estas medidas no sirven, los antidepresivos y la psicoterapia ayudan.
Los médicos generalmente prescriben dosis más bajas de antidepresivos para las personas mayores e incrementan la dosis en forma más lenta que en los adultos más jóvenes.
Para manejar mejor la depresión en el hogar, usted debe:
Hacer ejercicio regularmente si el médico lo autoriza.
Rodearse de personas cariñosas y positivas, al igual que realizar actividades agradables.
Aprender buenos hábitos de sueño.
Aprender a vigilar los signos tempranos de depresión y saber cómo reaccionar si esto sucede.
Beber menos alcohol y evitar las drogas ilícitas.
Hablar de sus sentimientos con alguien de confianza.
Tomar los medicamentos correctamente y hablar de cualquier tipo de efectos secundarios con el médico.
Expectativas (pronóstico)
La depresión con frecuencia responde al tratamiento. El desenlace clínico generalmente será mejor para aquellas personas que tengan acceso a servicios sociales, familiares y amigos que puedan ayudarlos a mantenerse activos y ocupados.
La complicación más preocupante de la depresión es el suicidio. Los hombres representan la mayoría de los suicidios entre las personas mayores. Los divorciados o viudos están en mayor riesgo.
Las familias deben prestar mucha atención a familiares mayores que estén deprimidos y vivan solos.
Cuándo contactar a un profesional médico
Consulte con el médico si se la pasa sintiendo tristeza, minusvalía o desesperanza o si llora con frecuencia. Asimismo, consulte si está teniendo dificultad para enfrentar situaciones estresantes en la vida y desea una remisión a psicoterapia.
Acuda a la sala de urgencias más cercana o llame al número local de emergencias (como el 911 en los Estados Unidos) si está pensando en cometer suicidio (atentar contra su propia vida).
Si usted está cuidando de un familiar en edad avanzada y piensa que dicha persona podría tener depresión, póngase en contacto con el médico.